Hay diversas historias referentes a la adopción de la burrita blanca como mascota oficial del IPN. Una de ellas y quizá la más apegada a la realidad es la que nos habla de un arriero cuya ruta cotidiana pasaba justo frente al Casco de Santo Tomás y que un día se vio obligado a dejar encargado su animalito.
Debido a los enormes pastizales que ahí se encontraban fue que el inquieto animalito de buenas a primeras apareció en los terrenos politécnicos y pronto se ganó el afecto de los estudiantes.
En otra de las historias se dice que fue Aurelio Campos, jugador del semillero creado por el "Sapo" Mendiola para los equipos de Liga Mayor, quien en 1947 propuso el Burro Blanco como mascota mientras que otros aseguran que la primera burra del IPN era ¡parda! y que fue traída por Antonio Cámalich Parada y Leoncio Islas, miembros del equipo fundador del IPN.
La versión indica que la burrita estaba enferma y la trajeron a curar pero pronto se identificó con los jugadores, quienes la cuidaban y procuraban que nada le faltara.
Una tercera versión cuenta que a dos años de su nacimiento, en 1938, las instalaciones del IPN resultaban ya insuficientes para dar cabida a las escuelas asentadas en el Casco de Santo Tomás, por lo que algunos estudiantes, motivados por dicha situación, decidieron "expropiar" el terreno aledaño, que comprendía la totalidad del parque "Plutarco Elías Calles".
Con estacas y alambre de púas procedieron a delimitarlo y aunque el ingeniero Juan de Dios Bátiz, uno de los fundadores del Instituto, reprochó tal actitud, posteriormente la apoyó y declaró: "Todo lo que está dentro de lo limitado, es nuestro".
Enmedio de la algarabía, un hombre se acercó a señalarles que dentro de los terrenos había quedado una burra blanca de su propiedad.
Al escucharlo, el ingeniero Bátiz le pagó de su propio bolsillo 20 pesos en oro por el animal, que a partir de entonces se convirtió en la mascota oficial y símbolo del Politécnico.
Sea cual fuere la versión verdadera, lo cierto es que la Burra Blanca se ha convertido en la mascota oficial de los estudiantes politécnicos y su figura es tan famosa como el escudo de la institución y las siglas del IPN, por lo que este animalito, que por cierto ya fue mamá, no puede faltar en los actos deportivos y menos aún en el tradicional "Clásico".
Debido a los enormes pastizales que ahí se encontraban fue que el inquieto animalito de buenas a primeras apareció en los terrenos politécnicos y pronto se ganó el afecto de los estudiantes.
En otra de las historias se dice que fue Aurelio Campos, jugador del semillero creado por el "Sapo" Mendiola para los equipos de Liga Mayor, quien en 1947 propuso el Burro Blanco como mascota mientras que otros aseguran que la primera burra del IPN era ¡parda! y que fue traída por Antonio Cámalich Parada y Leoncio Islas, miembros del equipo fundador del IPN.
La versión indica que la burrita estaba enferma y la trajeron a curar pero pronto se identificó con los jugadores, quienes la cuidaban y procuraban que nada le faltara.
Una tercera versión cuenta que a dos años de su nacimiento, en 1938, las instalaciones del IPN resultaban ya insuficientes para dar cabida a las escuelas asentadas en el Casco de Santo Tomás, por lo que algunos estudiantes, motivados por dicha situación, decidieron "expropiar" el terreno aledaño, que comprendía la totalidad del parque "Plutarco Elías Calles".
Con estacas y alambre de púas procedieron a delimitarlo y aunque el ingeniero Juan de Dios Bátiz, uno de los fundadores del Instituto, reprochó tal actitud, posteriormente la apoyó y declaró: "Todo lo que está dentro de lo limitado, es nuestro".
Enmedio de la algarabía, un hombre se acercó a señalarles que dentro de los terrenos había quedado una burra blanca de su propiedad.
Al escucharlo, el ingeniero Bátiz le pagó de su propio bolsillo 20 pesos en oro por el animal, que a partir de entonces se convirtió en la mascota oficial y símbolo del Politécnico.
Sea cual fuere la versión verdadera, lo cierto es que la Burra Blanca se ha convertido en la mascota oficial de los estudiantes politécnicos y su figura es tan famosa como el escudo de la institución y las siglas del IPN, por lo que este animalito, que por cierto ya fue mamá, no puede faltar en los actos deportivos y menos aún en el tradicional "Clásico".
0 comentarios:
Publicar un comentario